miércoles, 10 de septiembre de 2014

Como escuchar a nuestros guias


Gaia habla - Cómo escuchar a nuestros guías
Inelia Benz


Cuando nos abrimos a recibir mensajes y orientación de nuestro Ser Superior, La Fuente, Gaia, Madre Divina, Padre Divino, Guías y Ángeles – lo que llamo nuestra “corte de asistentes”- generalmente nos volvemos receptivos ante lo que puede venir. Pero luego, cuando llega, lo pasamos por alto. Recibo montones de emails preguntándome cómo escuchar a nuestros asistentes, cómo discernir si el mensaje proviene de una fuente positiva y benevolente y cómo entender lo que nos quieren decir.

Lo primero es, como tod@s hacemos, estar abiertos a recibir orientación e información. 


Luego, debemos aprender a distinguir entre lo que es “real” de lo que es parte del ego o de entidades negativas. Esto lo hacemos reconectando con nuestro cuerpo y escuchándolo muy cuidadosamente. Escuchamos con nuestro cuerpo y él nos dirá. Por ejemplo, una punzadita en la barriga cuando algo no se siente totalmente bien después de que lo decimos. O la expansividad del corazón cuando expresamos amor y alegría.

En tercer lugar, necesitamos establecer un lenguaje que podamos entender cuando necesitemos recibir información. Algunos pueblos indígenas del mundo han venido haciendo esto por miles de años. El lenguaje que establecemos está muy influenciado por la cultura, es altamente subjetivo y a menudo no es comprendido por otr@s a menos que lo expliquemos. Por ejemplo, alguien podría afirmar que una persona en particular vendrá a visitarlo hoy, porque una hoja cayó de cierto árbol en el momento justo en que un pájaro comenzó a cantar, a las 11:11 exactas de esa mañana. Y, con seguridad -y sin anunciarse- la visita llega unas horas después ese día.


Hace muchos años leí un libro de Paulo Coelho, uno de mis escritores preferidos. En él, Coelho mencionaba que decidió inventarse una señal que le diría cuándo sería el momento para escribir un libro. Todavía no había escrito uno, pero lo deseaba, así que se fue de peregrinaje (él es cristiano) y dijo:
““Si hoy veo una pluma blanca, será una señal de Dios que me dice que tengo que escribir un nuevo libro”. Y luego vi esta pluma blanca en la ventana de una tienda. Y desde entonces, cada dos años, en enero, necesito ver una pluma blanca. Y el día en que la veo, comienzo a escribir.”


                       


Cuando leí estas palabras, también decidí que usaría una pluma blanca como parte de mi lenguaje para recibir orientación. Decidí que sería un signo positivo, algo que me diría que estoy yendo en la dirección correcta, y que seguramente necesitaba tomar en cuenta algo que aparecería en mi camino.


La manera en que personalmente recibo las plumas blancas es también muy significativa. Una de ellas estaba esperándome en la puerta de entrada de mi casa un día, otra cayó en mi regazo mientras estaba sentada afuera, y una de mis favoritas fue el día en que mi cuarto hijo tenía alrededor de 18 meses de edad. Me encontraba muy cansada (físicamente) -como cualquier madre de un niño de 2 meses sabrá- y estaba recibiendo información para un libro que no sabía si empezar a escribir en mi estado de cansancio en el que estaba (la energía que tenemos cuando hablamos o escribimos se transmite con las palabras y llega a los demás) o dejarlo para un par de años más, cuando mi niño creciera un poco.


                                         

Fuimos al parque, y en mis pensamientos pedía ver una pluma blanca si es que realmente debería comenzar a escribir el libro, mientras que mi bebé no quería seguir en su coche de paseo y comenzó a menearse dentro de él. De repente se dirigió a un árbol. Hace calor aquí en sacramento, así que un descanso a los pies de un árbol siempre es bienvenido. Puse el coche en el pasto y comencé a seguirlo. Comenzó a ir más rápido, cayéndose varias veces y continuando rápidamente hasta que llegó al árbol y empezó a hacer todas esas agradables voces y sonidos que los bebés hacen cuando encuentran algo grandioso.


Dejé el coche, tomé una manta y la coloqué en el pasto. Mi niño vino corriendo de vuelta realmente gozoso, y cuando se acercó más observé lo que había encontrado. Era la más sucia y desgastada pluma blanca que he visto en mi vida, y era enorme! Suspiré con deleite y felicidad.


Era un pluma de apariencia lamentable pero me trajo una tremenda alegría. El mensaje era claro, una pluma blanca es una pluma blanca, no necesita ser perfecta para traer amor e inspiración.


Mi hijo vio mi deleite y felicidad, y en los siguientes meses se pondría con esmero a buscar plumas, porque las plumas hacían feliz a mamá 
Unos cuantos años después. 


                                          


Hace dos semanas recibí bastantes emails de varias personas de los Estados Unidos pidiéndome contactar a su amigo “Willy Whitefeather (Willy Plumablanca)”, un amado y respetado anciano Cherokee.


“Plumablanca”. Un nombre que no podría ignorar. Lo llamé de inmediato y acordamos reunirnos unos cuantos días después.


Willy Whitefeather ha estado enseñando por años la conexión sincrónica entre palabras, eventos y pensamientos humanos. De hecho, esa pequeña descripción no hace justicia a lo que ofrece. Su lenguaje es altamente subjetivo y rara vez es comprendido por la mente occidental, pero su mensaje es claro. Lo que hacemos, lo que tod@s hacemos, sentimos y pensamos afecta a Gaia, nuestra Madre Tierra. Y por esto es que también tenemos el poder de ayudarla en esta transición.


Cuando la Fuente me envía una pluma blanca, la escucho.


www.ascension101.com.


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